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a Faery Tale: Etain – Foros de discusión mágicos

28/01/2020

A Faery Tale: The Story of Etain
contado por Amanda Evans
Esta narración de la historia de Etain se fundamentó en una versión editada por O bien. Bergin y R.I. Best en mil novecientos treinta y ocho, impresa en The Encyclopedia of Celtic Wisdom de Caitlin y John Matthews, mil novecientos noventa y cuatro.

Nota: Los irlandeses tienen leyendas que charlan de una raza de personas, los Faery, que se semejan a los humanos normales, mas que son inmortales y también invisibles para los humanos, salvo que deseen ser vistos. Pronunciaciones: Etain (ATE-tawn), Aengus (ANG-gus), Midir (MY-ter), Dagda (DAHG-duh), fith fath (FEE-fah), Fuamnach (FOO-ahm-nahkh)

Una vez, hace bastante tiempo en Irlanda, vivía una muchacha bella. Era la sirvienta más bella de toda la tierra y la hija de un rey. Se llamaba Etain.

La doncella tenía mechones dorados de pelo y mejillas tan rojas como la flor de guante de zorro de la montaña. Sus ojos eran azules como la flor del jacinto, y su piel era tan blanca como la nieve. Su cuerpo era delgado, largo y suave. Etain era la doncella más fantástica que los ojos de los hombres habían visto.

En un buen día de primavera, un noble vino a visitar a Etain y a su padre. Montó un caballo blanco y llevaba un mantón de verde. A su lado, llevaba una espada, y un escudo de plata colgaba sobre su espalda.

El hombre se desmontó y dijo: «Oh gran rey, mi nombre es Aengus Mac Oc, y vengo de la tierra de Faery en pos de su hija, Etain. Mi padre adoptivo, Midir, rey de las hadas, quiere casarse con ella. Los ojos de Etain se ensanchaban con la emoción por la idea de ir a vivir con los Faeries.

«No te la voy a dar salvo que cumplas con mi demanda», respondió el rey. «Me despejarán 12 llanuras en mi tierra para poder ser empleadas para el pastoreo de ganado, casas para mi pueblo, y para juegos, asambleas y fortalezas

El corazón de Etain cayó, por el hecho de que sabía que la demanda de su padre tardaría años en completarse.

«Vas a tener eso», afirmó Aengus. «Se va a hacer.»

La mañana siguiente, los soldados del rey notificaron que las 12 llanuras habían sido despejadas a lo largo de la noche, como por arte de birlibirloque. Aengus retornó al padre de Etain para procurarla.

«He pedido la ayuda de mi auténtico padre, el Buen Dios del Faery, y su demanda es satisfecha. Ahora me voy a llevar a Etain conmigo», afirmó Aengus.
«Oh, deseo ir con él!», Exclamó Etain.
«No me apartaré de mi querida hija tan de forma fácil», afirmó el rey. «No la conseguirás hasta el momento en que hagas 12 grandes ríos para llevar peces del mar a mi gente.» Etain creyó que el Buen Dios de la Faery ha de ser poderosísimo para adecentar 12 llanuras en una noche, mas crear 12 ríos sería imposible.

Ambocas, de un día para otro, aparecieron 12 ríos, corriendo cara el mar. Sus aguas frías y llenas de peces, los ríos se bañaban sobre la tierra en canales profundos que no habían estado allá el día precedente.

Una tercera vez, Aengus apareció ante Etain y su padre. El rey suspiró y dijo: «Necesito el peso de la doncella en oro y plata».»

Aengus se fue y retornó con montones de oro y plata iguales al peso de Etain. Sus hombres lo acumularon en el suelo del castillo del rey.

Con gran tristeza, el rey le afirmó a Aengus: «Me has satisquido. Lleva a mi amada hija a tu padre y a su reino.»

Sezó abrazado a su padre y despedirse de su familia. Entonces Aengus la recogió en sus fuertes brazos y la llevó a su caballo. Puso a Etain en la espalda del aguijón y se montó detrás de ella. Tejiendo los dedos de manera firme en la melena del caballo, con Aengus sosteniéndola tanto a ella como a las bridas, Etain vio a su padre y a sus hermanas medrar en la distancia mientras que se distanciaba de su casa.

Una vez que el castillo estaba fuera de la vista, Aengus llevó el caballo a una parada y dijo: «Ahora voy a poner la magia faery fith fath sobre a fin de que pueda entrar en nuestro reino y ser uno de nosotros. No vas a sentir nada infrecuente, mas los humanos mortales no pueden verte salvo que se levante la fath fith».

»

Aengus mantuvo su mano sobre la cabeza de Etain y cantó,

«Mediante la fuerza del cielo,
Luz de sol,
Radiación de la luna,
Esplendor de fuego,
Velocidad del rayo,
Velocidad del viento,
Profundidad del mar,
Estabilidad de la tierra,
Y solidez de la roca,
Hago un llamamiento a los 9 elementos
Para hacerte desaparecer de la vista mortal.»

Cuando había terminado el encanto de Faery, Aengus golpeó las bridas un par de veces, y el caballo se rompió en un galope. Pronto Etain vio una enorme casa saliendo a la vista. Era una mansión alta y señorial con vastas tierras alrededor. Había pisos anchos de piedra que se extendían desde cada puerta y decoraciones de plata y escarlata. Cuando llegaron a la puerta primordial, Aengus se desmontó y Etain continuó sobre el caballo.

«Este es tu nuevo hogar», le afirmó Aengus, «y acá está mi padre, Midir, tu esposo». Etain vio a un hombre guapo y rey acercándose. Llevaba una capa púrpura entrelazada con broches de plata en forma de leones y víboras, y la corona sobre su cabeza estaba forjada de oro más puro.

«Bienvenido, Etain, mi esposa!», Exclamó mientras que la levantaba del caballo. Entonces puso su brazo alrededor de ella y anduvo con ella en sus jardines, hablando suavemente y dulcemente a ella. Cuando entraron en la casa, una mujer se presentó a Midir.

«Etain», afirmó, «este es Fuamnach. Ella te va a mostrar a tus aposentos.»

Setuvo a la mujer, que, tan pronto como Midir se había ido, de pronto se detuvo y apuntó a una silla.

«Siéntate, muchacha», mandó. Etain se sentó. «Yo soy la esposa de Midir, y ahora ha traído una segunda mujer a la casa! Mi padre es un enorme mago, y conozco poderosa magia de él. Estoy muy enfadado contigo.»

Glaring cruelmente en Etain, Fuamnach paseó cara un rincón de la habitación y recogió una varilla de madera tallada en el árbol veloz escarlata.Ella lo mantuvo alto sobre su cabeza y después golpeó a Etain con ella. Con eso, Etain sintió que su ropa se mojaba, si bien no había agua en la habitación. Se cayó de la silla en la que se sentó y ya no podía mantenerse. Puesta en el suelo, su piel se extiende en el suelo de piedra fría, y sus huesos y órganos se fundieron en líquido. Etain se transformó en un charco de agua en ese sitio en el centro de la casa.

«Debo dejar este sitio y también ir a la casa de mi padre!», Chilló Fuamnach.

Hearing Grito de Fuamnach, Midir llegó al sitio en el que Etain se convirtió. Sujetó a Fuamnach por el brazo, y miró a su semblante salvaje y furioso.

«¿Qué has hecho con Etain?», Exclamó.
«Ella se ha ido. La he echado», respondió Fuamnach, desgarrando el agarre de Midir y caminando coléricamente.

Midir mandó jinetes veloces a buscar cerca y lejos de Etain. Salió de la casa, en tanto que le recordaba su dolor por perderla, sin saber que Etain aún estaba allá como un charco de agua. Hoy día, el calor del fuego del hogar y el flujo de aire suave tocó Etain en la superficie de sus aguas. La tierra se movió a su alrededor, y Etain sintió otra transformación que tenía sitio. El fuego le trajo el calor de la vida animal, y el aire le dio aliento. La tierra se apretó sobre ella, sacando el agua y haciéndola muy, pequeñísima. Etain fue alterado de un charco de agua a un verme enano. Se arrastró fuera de la casa y halló una planta con hojas verdes y bonitas para comer. Tras un tiempo, se volvió soñoliento, y se acorrucó bajo una hoja grande y plana. Se viró una manta de seda y durmió a lo largo de muchos días. Cuando se despertó, bostezó y se estiró, y 2 alas de gasa se desplegó en su espalda. Se había transformado en una bella mosca púrpura. El sonido de su voz era más dulce que la música, y sus ojos relucían como joyas. Etain voló en pos de su marido, Midir, y cuando lo halló, le contó lo que había sucedido. «Fuamnach cualquier día va a pagar con lo que ha hecho», le afirmó a Etain. «Ahora estás conmigo otra vez, mi querida esposa.»

Setuvo acompañó a Midir adondequiera que fuera, sobre sus tierras y en casa. Midir amaba a Etain, aun como una mosca, y no tomó ninguna otra esposa. Cuando la gente vino a Etain, su apetito y sed desaparecieron, y el movimiento de sus alas curó toda enfermedad.

En el instante en que la primera esposa de Midir, Fuamnach vino de visita.

«No deberías haber lanzado tu hechizo sobre Etain», le afirmó Midir a Fuamnach. «Fue un acto sucio.»
«No me arrepiento de la obra que he hecho», respondió Fuamnach, «pues prefiero hacer el bien para mí que para otro. Voy a dañar a Etain mientras que vive, en cualquier forma que pueda ser. Fuamnach puso sus ojos en la preciosa mosca púrpura de Midir. «Sé que este es Etain y que no amas a ninguna otra mujer!», Exclamó.

Fues, Fuamnach agitó un viento de magia que distanció a Etain de Midir. A lo largo de 7 años, el viento de Fuamnach sopló Etain. Toda vez que procuraba aterrizar en una colina o bien un árbol, el viento soplaba más fuerte y la sostenía distanciada. El único reposo para Etain fue en las rocas del mar y las olas del océano. Tras el séptimo año, Etain llegó al sitio donde vivía el hijo adoptivo de Midir, Aengus, y aterrizó sobre su hombro.

«Al fin he encontrado a uno de los familiares de mi marido», pensó.

Aengus miró cara abajo a la bella mosca púrpura y también de manera inmediata reconoció que esta era la esposa de su padre, y la hizo bienvenida en su casa.

«Bienvenido, Etain, indigente gastado», afirmó. «Usted ha encontrado grandes riesgos mediante la argucia de Fuamnach.» La llevó a su mansión y le mostró la habitación del jardín, llena de yerbas fragantes y con muchas ventanas por medio de las que la luz del sol corría. Le solicitó que se quedase con él allá y que fuera feliz, por el hecho de que Aengus fue el dios del Faery que dio reposo y paz a las ánimas errantes. Etain pasó con alegría sus días volando dentro y fuera de las ventanas y descansando al sol.

Una mañana, cuando Aengus estaba fuera de la casa, Apareció Fuamnach. «Usted es amado y honrado por Aengus, y no tendré eso!», Chilló. Entonces convocó exactamente la misma explosión de viento que había llevado a Etain a lo largo de 7 años para llevóla por 7 más.

Después de deambular a lo largo de esos 7 años, Etain llegó a la casa de un enorme guerrero, cuya esposa tomaba de una copa dorada.

Exincionado tras tanto tiempo sin reposo, Etain pensó: «He sido conducido por el viento de un sitio a otro sin posibilidad de amor o bien dicha. ¿Voy a continuar siendo una mosca por el resto de mis días? Si tan solo pudiese tener una nueva vida y comenzar nuevamente».

Tienen voló cara una ventana abierta cerca de la mujer con la copa. Sus alas ruegan a fallar, y se sintió cayendo por el aire. Mientras que la mujer levantaba su copa, Etain fue atrapada dentro de ella. La mujer, sin percatarse, tomó un trago y se tragó la mosca. Etain sintió el calor del cuerpo de la mujer se dobló a su alrededor, y se desvió en un sueño profundo y profundo.

Nine meses después, Etain renació como un bebé de la mujer. Fue criada por su nueva madre y se sostuvo en compañía de las hijas de los caciques de Irlanda. Cuando llegó a la mayor parte de edad, siendo de nuevo la doncella más bella de toda la tierra, Etain se casó con el rey de los caciques. Cuando Aengus descubrió que Fuamnach había hecho su magia malolienta sobre Etain, persiguió a la hechicera hasta la casa de su padre. Allá Fuamnach se halló con su muerte, para no regresar a herir a Etain.

Sédes la regla de 3.
Por todo cuanto haces vuelve a ti.

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