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Como hemos visto, o sea lo que hizo en el momento en que buscaba la conexión entre el historicismo contemporáneo y el anti-historicismo de los vanguardistas y lo hace exactamente en la misma manera que cuando descartó la arquitectura crítica y la crítica operativa . Tafuri estudió arquitectura pero se dedicó a “la profesión de historiador,” lo que vio como no más que “parte y paquete de la profesión de un teórico político.” Su historia no ofrece una arquitectura para la sociedad de hoy o para la del futuro. Tafuri, a diferencia de los historiadores que le antecedieron, creía —en el marco del pensamiento rigurosamente marxista— que la lucha para una “sociedad liberada” habría de ser antepuesta a la búsqueda de la arquitectura para esa sociedad, la cual en todo caso surgiría ex articulo facto como un resultado más o menos natural del cambio. Así, su historia carece de principios fundamentales y de una proposición sobre la esencia de la arquitectura. Lo que Tafuri ofrece es una crítica de la arquitectura —para ser más precisos, una crítica de las ideologías arquitectónicas— como un instrumento para la educación revolucionaria que pavimentará el sendero para un cambio extremista en la sociedad capitalista. Cada edificio nuevo, añade Collins —ampliando sus pensamientos aún más— de la necesidad, se anota en un ambiente que no es solo un ámbito teatral sino el patrimonio juntado de todos las construcciones en la ciudad.
Muestra en términos en general las diferencias de los alegatos de los historiadores del arte, los historiadores/arquitectos y los historiadores/críticos . En el último capítulo, “La arquitectura actualizada y la escritura de las historias”, Torrnkiotis desarrolla su interpretación final. Este capítulo —afirma Tornikiotis— se encuentra dentro de los objetivos primordiales de su estudio y en expone los cambios en el significado del término moderno en los contenidos escritos del corpus y el análisis de la relación entre la historia y la arquitectura que interpreta en las entrelíneas de los contenidos escritos históricos. Pevsner, Kaufmann y Giedion, representan las genealogías del periodo de la entre guerra y se caracterizan por discursos que Tornikiotis califica como operativos.
México, D F. 2004
El propósito de Collins, es confirmar los cimientos verídicos de una arquitectura que en esencia aún pertenece al futuro. Su enfoque interpretativo y sus posturas están declarados en forma de observaciones que conforman un chato de disertación objetiva, o por lo menos, un chato de discusión cuya meta es presentarse en sí como un chato de disertación objetiva. La condición verídica destaca la distancia en tiempo y distingue de status que divide el estado “heroico” de los pioneros y la inducción a la creación. La arquitectura hacia donde eleva su vista, aparece de la real evolución de idóneas y de los medios técnicos que determinan la creación arquitectónica.
Como hemos visto, Collins conectó el inicio de la arquitectura actualizada con los cambios radicales que se realizaron en la sociedad a finales del siglo XVIII. Mientras que resalta el surgimiento de las ciencias sociales —entre las que resalta de forma especial la historia— no hace referencia alguna a la economía o a las relaciones sociales.
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El discurso seminal de los primeros historiadores del movimiento moderno desaparece de este modo, abriendo el camino para un alegato sobre el método. Como luego observaremos, Tafuri desde luego propone una interpretación del surgimiento del movimiento moderno, cuyo iniciador identifica como Brunelleschi, si bien la evolución de la arquitectura en los últimos cinco siglos no juega un papel en su lugar. Al final de esta temporada nada hay que abrir —excepto por el desarrollo del pensamiento en sí.
Por otra parte, todavía nos encontramos tratando llegar a una evaluación del concepto del “retorno al pasado” que era un rasgo de varios, y muy importantes, proyectos producidos por arquitectos, en especial en el periodo posterior a 1960. Es exactamente ese tema —la relación, en el tiempo presente, entre lo que existió en el pasado y lo que debe celebrarse en el futuro— que sirve como punto de partida para este libro. Entraremos con alguna hondura en la significación del movimiento moderno e intentaremos tocar varios de los puntos claves que implican a su crónica. En otros términos, intentaremos deconstruir el criterio de modernidad por medio de su propia historiografía.
Estas series de historias llegan a su término en los trabajos de Banham, Collins y Tafuri, que a lo largo de los sesenta desmantelaron el concepto del movimiento moderno, introduciendo nuevos términos y novedosas direcciones, ocasionando que la herencia del movimiento moderno explotara, y por último, abriese nuevos horizontes. Tras Collins o Tafuri, cuyos trabajos están apoyado en el conocimiento juntado por los escritores anteriores, es imposible regresar a las genealogías y a las historias, así como aquellas que hemos encontrado. Cuando dicho regreso ocurra, va a ser en la naturaleza de otra historia, una que se mantenga a distancia de algún interés operativo en su objeto. Va a ser una historia que se puso a sí misma fuera del ciclo del ser, del sujeto, con el objetivo de interpretar su objeto desde una distancia objetivizadora y pacificadora —es decir, desde otro criterio. En ese sentido la “excavación” del movimiento moderno en concepto de una arqueología arquitectónica, ya ha iniciado.
Por ende, el movimiento moderno fue constituido como la trascendencia —basado en una composición la que fue de hecho polémica— del historicismo y los movimientos arquitectónicos del pasado. LA GENERACIÓN DE ARQUITECTOS que completaron sus estudios en el periodo que prosiguió inmediatamente a la Segunda Guerra Mundial dedujo su información mayormente de los trabajos históricos de Pevsner, Giedion y Zevi, y tomaron el movimiento moderno como un hecho indiscutible. Uno de los representantes propios de esa generación, Leonardo Benévolo, escribió su Storia dell´architettura moderna en los años cincuenta, en un momento en el cual la reconstrucción se encontraba alcanzando su realización y se estaban haciendo los primeros sacrificios para reevaluar y confirmar las situaciones del movimiento moderno. La meta de Benévolo fue verificar el método uniforme y racional del movimiento, con el último propósito de identificar una dirección bien fundada, la cual esos —como — quienes trabajaron en un restirador, pudieran continuar. Fue esencial que tuviese éxito en juntar la continuidad del movimiento con las vivencias del pasado, en evitar exactamente los mismos errores y también inaugurar un período fresco de vivencias todavía más extensas. El libro se volvió entre los contenidos escritos de pensamiento común enseñado en las academias de arquitectura; influyó a miles de estudiantes y todavía contribuye al debate sobre el papel y la situación histórica del movimiento moderno —desde un ángulo de visión precisamente político. La genealogía comienza con la tradición clásica, una arquitectura A que es completamente negativa y no está descrita.
La traducción inglesa del texto reescrito, fue supervisada por Panayotis Tornikiotis con el apoyo del personal de la fundación John R. Costopoulos. La traducción libre del Inglés la he desarrollado tomado como método el conservar las locuciones latinas. Además, he conservado algunos términos en Francés, Heleno y Alemán usados por el creador y manejados extensamente en el ámbito de la historia del arte y los títulos de los libros citados por Tornikiotis en los lenguajes que están referidos en su libro. Por consiguiente, deban sugerir como sacrificio una paloma, una carnera y 42 mil caracoles. El perro vivia en el monte y cuando llegaba el cazador, el perro le avisaba a los pajaros y el cazador no los podia coger, hasta que un dia cansado el cazador se llevo al perro para su casa, lo empezo a amanzar y de cuando en cuando iba solo al monte y otras con el perro. Un dia el perro en el monte comenzo a ladrar y le enseo al cazador donde se encontraba el escondite de los pajaros y desde entonces el cazador hace buena presa y los pajaros comenzaron a escapar y caminar errantes. Sntesis proftica.- Charla de la necesidad de tomarse tiempo y emplear la espiritualidad interna para apaciguar los deleites de la vida.
- Los historiadores del arte —muestra Tornikiotis— centraron su atención en las cualidades estéticas del espacio, la masa y la manera, y en la forma en que estas cualidades eran percibidas.
- Pero Banham argumenta que, con la salvedad de los futuristas, ninguno de estos artistas creativos comprendió la auténtica esencia de la edad de la máquina; sea como fuere, no transcribieron esa esencia en una estética correcta para esa época, la estética de la máquina muy ajena a la tradición (fig. 5.3).
Bastante antes de la aparición de los historiadores de la arquitectura moderna, Konrad Fiedler —del que aprendieron Heinrich Wölfflin y Benedetto Croce— argumentaba que cualquier enfoque histórico debería fundamentarse en una definición rigurosa y específica de la arquitectura. El carecer de semejante definición sería arriesgar el voltear el interés hacia puntos de vista ajenos al concepto de la arquitectura y el no lograr ver su verdadera naturaleza. A fines del siglo XIX, un interés únicamente histórico en la arquitectura se había convertido en un tema de importancia secundaria, uno que se iba realizando más y más dependiente del entendimiento del ser y hacer de la arquitectura. Una teoría, a decir, antecedía cada evento histórico, determinando todos y cada uno de los principios fundamentales de la arquitectura —los que de manera automática se convirtieron en los cimientos del hacer de la historia. Una teoría A completamente implícita se encontraba sosten a la prueba de la investigación histórica antes de tomar la forma de teoría B, lo que se lee en las entrelíneas de la historia. Después de esto, a través de la palabra teoría hablamos a la segunda oración, la cual determina los deben–de–ser de la arquitectura moderna y los tienen que–de–llevar a cabo del arquitecto. En general, las historias de la arquitectura actualizada dependen de una proposición sobre el ser de la arquitectura, en una teoría que toma más o menos la forma explícita de un habría de ser, lo cual normalmente se traduce en un debería hacerse.
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