la biblia de las brujas
Stearne el caza-brujas alardeó que supo, en lo personal, de 200 ejecuciones. Howell, cuyo escrito data de 1648, dice que se procesó a 300 brujas en un periodo de 2 a? Un producto meticuloso de Legge en el “Scottish Review” (Oct., 1891) cree que a lo largo de los siglos XVI y XVII “perecieron 3400 personas”. Este número es enorme para una población tan achicada como la escocesa. Pero muchas de las autoridades han dado estiomados mucho mayores – aunque sólo sean conjeturas –. El conocido Cotton Mather da un recuento de 19 ejecuciones de brujas en Nueva Inglaterra en sus “Wonders of the Invisible World”, Maravillas del Planeta Invisible, , donde una pobre criatura fue prensada a muerte. De lo anterior se puede comprender de manera fácil que la relevancia que muchos de los antíguos escritores le concedieron a la Bula “Summis desiderantes affectibus” del Papa Inocencio VIII , tal y como si este documento papal fuera el responsable de la manía por las brujas de los 2 siglos antecedentes, es ilusoria en su integridad.
No sólo que desde hacía tiempo que había comenzado una campaña activa contra las distintas formas de hechicería, sino en material de procedimiento, castigos, jueces, etc., la Bula de Inocencio no decretó nada nuevo. Su propósito directo era simplemente ratificar los poderes que ya le habían sido conferidos a los inquisidores Henry Institoris y James Sprenger para que tengan la posibilidad de tratar con personas de cualquier clase social y con cualquier género de crímen (incluídas tanto brujería, como herejía). También apeló al Obispo de Strasburg a respaldar a los inquisidores en todo lo posible. Ambas tienen relación con la producción de efectos alén de los poderes naturales del hombre por medios diferentes al Divino.
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En Wolfenbuttenl en 1593 se quemaban en torno a diez brujas al día. No fue sino más bien hasta 1563 que se empezó a sugerir resistencia eficaz a la persecusión. Esta llegó primero por la parte de un protestante de Cleues, John Weyer. Otros protestantes fueron publicados poco tiempo después por Ewich y Witekind. Por el otro lado, Jean Bodin, un abogado protestante francés, le contestó a Weyer con mucha aspereza en 1580. En 1589 el Obispo católico Biensfeld y el padre jesuita Del Río escribieron del mismo lado, aun cuando Del Río deseaba mitigar la severidad de los juicios por brujería y denunciar la utilización excesivo de tortura.
Era considera brujería toda medicina practicada por mujeres, la elaboración de brebajes y medicamentos, la adivinación y la magia, hasta formas de proceder sexuales y sociales rechazadas por las autoridades religiosas. Pociones, conjuros y adivinaciones eran ciertas ocupaciones más frecuentes llevadas a cabo por la gente consideradas brujas, sin embargo, hoy en día se estima que estas mujeres fueron el preámbulo de una comunidad científica. Su basto conocimiento de herbolaria y las propiedades de distintos minerales fue, de alguna forma, la sabiduría precursora de la alquimia, que a su vez es tomada por muchos como una suerte de química primitiva. En esta página puede conseguir algún libro El sendero de las brujas con su correspondiente creador Farrar, Janet de manera completamente gratuita. Lo mejor es que los libros están disponibles en numerosos formatos como PDF. Entre los temas más sorprendentes de la civilización occidental, pocos han continuado frente al paso del tiempo, o inspirado una bibliografía tan sólida, como las brujas. Más allá de que la palabra “hechicera” se registra (en inglés arcaico) por primera vez en textos europeos de finales del siglo XIV, el concepto como tal tiene antecedentes mucho más precedentes y, de diferentes maneras, esparcidos por todo el mundo.
La pastora Valerie Love, promotora del evento, se describe como una hechicera cristiana y acostumbra ministrar clases de ‘conciencia espiritual’. Últimamente, ella inició la Escuela de Misterios, donde da ayuda para los cristianos utilizar la magia, que los críticos condenan como “dañina”. “Ella insiste en que no hay nada mal con la iniciativa de los cristianos practicando magia pese a las advertencias bíblicas contra la práctica.
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Fue entonces cuando se produjeron, en los siglos XVI y XVII, los malévolos juicios por brujería que convulsionaron a Europa (el punto máximo de la caza de brujas se produjo entre 1550 y 1630). Muchas personas, entre ellos hombres, mujeres y hasta animales, fueron condenadas a las muertes más atroces y públicas. En relatos viejos como el de Circe, las brujas ya eran mostradas como poderosas, peligrosas, impredecibles y poco confiables. Quizá esto preparó el sendero para futuras representaciones, como la figura preceptiva en torno a la brujería que es la de las Hermanas Wayward o las Hermanas Fatídicas en Macbeth de Shakespeare; tres matriarcas que comenzaron con sus profecías la espiral de muerte y horribles acontecimientos durante esta obra clásica. Shakespeare las describe como ancianas decrépitas, de aspectos masculinos, con barba, algo muy parecido al estereotipo que encontramos de las brujas de piel verdosa, con verrugas y siempre buscando embaucar. Por el otro lado, después de mediados del siglo XIII, la Inquisición Papal recientemente instituída empezó a ocuparse con los cargos de brujería. Alejandro IV ordenó que los inquisidores limitaran su intervensión a casos en los que hubiese una suposición clara de creencia herética .
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Bien entendemos que la España medieval no estuvo exenta de los horrores de la cacería de brujas, pero nos dejó una obra complicada y original en la que la magia y la brujería tienen un papel primordial. No es sorpresa que la novela, uno de los enormes tradicionales de nuestras letras, haya sido prohibida por la Inquisición. En el Malleus Maleficarum o El martillo de las brujas, no vamos a encontrar personajes específicos, pero sí un tratado detallado de las presuntas prácticas que caracterizaban a quienes hacían brujería. Publicado por vez primera en 1486, podría decirse que fue un best seller mundial instantáneo, un éxito de ventas para su temporada pues fue el más reeditado, alcanzando su máxima difusión en los siglos XVI y XVII como un texto clave a lo largo de los juicios contra esos acusados de herejía y brujería —por supuesto, más que nada mujeres—. Como archivo histórico, el Malleus Maleficarum evidencia el modus vivendi de una sociedad crédula de sucesos que el día de hoy nos parecen absurdos, pero también nos obliga a verlo como un referente cultural que forjó la identidad de la sociedad en que vivimos hoy día. El “decreto” de Burchard, Obispo de Worms (alrededor del 1020 d.C.) – singularmente su 19avo. libro comúnmente conocido por separado como el “Corrector” –, es otra obra de gran importancia.
- Las brujas fueron retratadas en diversas culturas y de distintas formas.
- Pero Hansen tiene causas para suponer que las tendencias heréticas ahora se inferían de casi cualquier género de prácticas mágicas.
- Sus conocimientos eran valorados, respetados y considerados importantes y necesarios, pero se les fue desprestigiando y asociando con la iniciativa de que no tenían sabiduría de mujer, sino que un ser malvado les daba poderes, y todo lo que sabían y practicaban era debido a un pacto con el Demonio.
No semeja existir evidencia que apoye la alegación de que se haya enjuicidado y dado muerte a mujeres en México por cargos por brujería a fines de siglo XIX (ver “Stimmen aus Maria-Laach”, Voces que vienen de Maria-Laach, XXXII, 1887, p. 378). El código penal conocido como la Carolina decretó que la hechicería se debía tratar como una ofensa criminal en todo el imperio alemán. Si era llevada a cabo con el propósito de inflingir lesiones a una pesona, la bruja debía de ser quemada en una estaca. En 1572 Augusto de Sajonia impuso la quema como pena para cualquier clase de brujería, introduciendo echar suertes. En general, hubo más actividad en los distritos protestantes que en las provincias católicas en cuanto a la persecución de brujas.
Los historiadores contemporáneos han rechazado, no obstante, la teoría de que se trataba de vestigios de los antiguos cultos de fecundidad y de la religión de los druidas. Desde el instante en que el Imperio De roma adoptó el cristianismo se persiguió inexorablemente la brujería, sobre todo en Europa. Su escuela, cuenta con clases presenciales, con las cuales asegura “poder instruir, inspirar, comunicar sabiduría y mostrarle a las personas que tenemos la posibilidad de usar la magia como un sendero para la autorrealización”. La pastora, no dijo a que iglesia forma parte, y afirma haber “nacido hechicera” y asegura que “la multitud le teme a las brujas y todo por ignorancia”. Yo no voy a juzgar la salvación de alguien, pero en el momento en que la gente en la iglesia libera maldiciones, oran contra y hacen ayuno para destruirlo, el fruto del Espíritu está claramente ausente “, lamentó. “Gálatas 6 relaciona tanto el fruto del Espíritu como las obras de la carne.
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