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Como resultado, Zevi admite la distinción entre el conocimiento impulsivo y racional; apoya la imaginación y la intuición, como lo contrario al racionalismo y a la ciencia; y carga a los edificios con conmuevas conectadas con la concepción visual moderna en vez de la concepción original de la arquitectura. De esta manera, los impulsos del observador contemporáneo importan más que el análisis racional del pasado. Tal y como proclamó en el manifiesto de la Associazione per l\’Architettura Orgánica la que fundó en 1945, justo después de su regreso a Italia.
- Los hechos y las interpretaciones de las cuales está compuesta la narrativa de Collins, se expresan de tal forma para enfatizar su condición verídica.
- Al mismo tiempo, permite el alcance necesario para la determinación de los principios compartidos que definen el carácter internacional de la nueva arquitectura.
- El propósito de Collins, es confirmar los cimientos auténticos de una arquitectura que en esencia aún pertenece al futuro.
Zevi en un inicio hizo hincapié en la primacía de la conveniencia funcional , alterando de esta manera radicalmente la jerarquía de los tres principios. Benévolo y Collins hicieron énfasis en necessitas, si bien Benévolo está más interesado en necesidad y Collins está más con fuerza (un tema de construcción). Con excepción de Zevi y Collins, a quienes luego nos referiremos, esta teoría no se presenta en sí como una teoría. Tiene que ser deducida, una tarea que implica la deconstrucción del mismísimo alegato histórico. No obstante, es propio de las historias del movimiento moderno que los elementos distintivos o constituyentes de la arquitectura, nunca sean puramente descriptivos sino en parte importante continúan prescriptivos. Esto permite que la definición del debe-de-ser de la arquitectura sea percibida en la manera en que fue anunciada por cada historiador. Lo que es importante, entonces, no es la diferencia en el tejido de los nombres, hechos, y proyectos, entre una u otra de las historias y la verdad completa y genuina.
Oecodómics Y Los Principios De La Arquitectura
Existe una distinción inmediata entre la arquitectura y las otras artes, pues su objeto es la creación de los espacios vivientes que, inter alia, supone la pertinencia de la función y la construcción. Por necesidad, la arquitectura está directamente relacionada a las condiciones sociales, económicas y políticas. Nos guste o no, la arquitectura determina el marco real dentro del como la vida humana se vive. La obra de arte, por otro lado, así sea una expresión del Zeitgeist o la expresión individual del artista, no es requerida que sea pertinente en términos de función o de construcción, o al menos que no sea pertinente en exactamente la misma forma. La interpretación de los acontecimientos y fenómenos del pasado reciente, por consiguiente, no puede ser distinguida de la planeación del proceso arquitectónico en el futuro inmediato. A pesar de sus afirmaciones de que ha rechazado radicalmente el pasado, la historia de la arquitectura actualizada es una referencia esencial y un repertorio del conocimiento preciso para el proceso de concebir, en el presente y más adelante, el proceso del emprendimiento arquitectónico. Aquí debemos admitir en las historias de nuestro corpus la supervivencia sumergida de las historias usadas en el siglo XIX como los cimientos para todos los reavivamientos, variaciones y reiteraciones de los principios y formas arquitectónicas de alguna época dorada perdida anteriormente distante.
La relación de las ilustraciones con los contenidos escritos de los años veinte y sesenta, es nula en el desarrollo de decostrucción de estas historias. Desde mi punto de vista es una elección muy extremista, si tenemos en cuenta la relevancia y la relación que tienen los documentos gráficos para el estudio de la historia de la arquitectura y de la arquitectura misma. El propósito —insiste Tornikiotis— es investigar el discurso histórico, la práctica discursiva que “crea” los elementos cuyas historias escribe. Enseña que hay diversos movimientos modernos que difieren uno del otro, y las diferencias brotan de las distancias que separan el “ser” y el “significado”.
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Es imposible distinguir la arquitectura actualizada de una conciencia de un cambio histórico, de una historicidad que pone los cimientos y establece el concepto de la existencia de lo moderno y lo nuevo. Los historiadores y los críticos del movimiento moderno fueron de los primeros en formular un ser histórico respecto al planeta, la verdad del mundo —el mismo ser histórico que, de una manera u otra, se destaca en todas las tendencias de la arquitectura moderna. En ese sentido, la restauración de la relatividad y concepto de las formas con relación a los términos históricos en la que habían emergido, acentúan el impacto del historicismo en los historiadores de la arquitectura moderna. La arquitectura que proyectaron en sus textos es por sobretodo moderno, con independencia del grado en que incorpore o rechace el pasado en los trabajos del presente. Ya antes argumenté que los historiadores del arte de los años treinta veían el pasado —en las genealogías del movimiento moderno— mediante los ojos de su propia era. Para comprender el Zeitgeist del período que estudiaron, los historiadores debieron liberase del círculo del ser. Así como lo había hecho Jacob Burchhardt, se esforzaron en mantener su objetividad y en trabajar sin proyectar sus críticas hacia el pasado.
Banham propone un funcionalismo no determinante, uno que de la independencia necesaria para el desarrollo de una estética que es independiente de la función. El concepto de historia que es característico del pensamiento de Reyner Banham se desarrolló bajo la influencia de su maestro Nikolaus Pevsner y los conceptos seminales de la historia del arte alemana. El criterio del Zeitgeist, en la forma concreta de la edad de la máquina, son las raíces de Theory and Design. Banham ve la existencia de un espíritu de la edad en todos y cada período, uno que debiese expresarse en todas y cada una de las producciones y ocupaciones de ese periodo.
No existe duda sobre la pertinencia de los textos incluidos en la bibliografía de La historiografía de la arquitectura actualizada. La distancia que ahora se tiene sobre los acontecimientos del periodo denominado moderno, facilita efectuar una análisis inscrito en los nuevos giros historiográficos, sin embargo, este enfoque no es la meta del trabajo de Tornikiotis, aunque lo relata como un cambio significativo en la narrativa de las historias de los años sesenta. Tornikiotis prácticamente omite de su artículo las obras de la arquitectura moderna sobre las que se ha construido un relato sobre la arquitectura actualizada, más bien se restringe a referir las periodizaciones de la arquitectura desde el siglo XVIII al siglo XX, usando las referencia a una arquitectura A, una arquitectura B y una arquitectura C. La obra de Tornikiotis está dirigida a la academia, es una iniciativa que busca responder los cuestionamientos sobre el movimiento moderno, reconociendo los diferentes puntos de vista de quienes se han ocupado de la escritura del movimiento moderno desde los años veinte.
Es entonces inconcebible para confinar el movimiento moderno a los proyectos de unos arquitectos que completaron su obra en otros términos en el espacio de 2 generaciones —en otras expresiones describirlo tal y como si hubiesen tomado su curso. La arquitectura no es un espéculo para la sociedad; pertence a los servicios que son necesarios para la vida popular. Es dependiente del equilibrio de la sociedad como una unidad, y al tiempo, ayuda a la perturbación de ese equilibrio. Su propósito no es inventar la forma, sino usar esas formas para modificar el curso de la vida diaria de todos. Por tanto, debe elevarse al estatus de un principio para la planificación general, tomando parte en el control de la producción y distribuyendo los cambios exclusivas. En este sentido, la arquitectura no es sólo una consecuencia ligado en una opción política.
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De esta manera, la cuestión de su arreglo interior se expresa en el campo de la condición popular , cuyo propósito principal es someter la estructura material a los usos en el espacio . No obstante, estos usos que se manifiestan en términos de funcionalidades que corresponden a miembros abstractos de la raza humana. Zevi propone que ese funcionalismo impersonal ha de ser transcendido a través de una arquitectura orgánica puesta al servicio de gente libre. Los usos que dan sitio a la fundación de esta arquitectura son expresados en términos de deseos. Por tanto la extensa variedad de edificios es una reflexión no de una variedad de usos sino más bien de los deseos específicos de la multitud, y por tanto de su variedad sin limites. La arquitectura democrática de Zevi es gobernada por su carácter privado, por la individualidad, como la que surge de la naturaleza de los usuarios mismos.
Collins también, estuvo siendo consciente del significado e importancia de tal demanda, si bien no elaboró alguna trama concreta para ello, sino se limitó a definir los prerrequisitos —es decir, los principios fundamentales de la teoría de la arquitectura. Así regresó a la teoría inaugural de Alberti y su búsqueda por los conceptos básicos de la arquitectura moderna lo condujo hasta Vitruvio. En nuestras siguientes lecturas, hemos intentado “desmantelar” las historias y hemos llegado a la conclusión de que existen varios arquitectos modernos como producto de los distintos enfoques del mismo campo. No regresará a este patrón tipo abanico, que cubre un amplio rango de intranquilidades; en cambio, intentaremos arrojar alguna luz al tejido teorético en el que —de una u otra forma— se extiende por medio de todos estos contenidos escritos históricos. El corpus de este libro ha consistido, en efecto, de historias que tratan —en mayor o menor nivel— con exactamente el mismo objeto, pero que lo muestra mediante diferentes genealogías, interpretaciones y descripciones, que son leales a la trama de distintas alegatos, y que se fundamentan en distintas conceptos de sociedad, historia y arquitectura. Si admitimos que la palabra historia exhibe por igual lo que pasó y la narrativa de lo que pasó, entonces, también debemos admitir que hay un número de narrativas —o sea, un número de historias— que presenta exactamente la misma serie de eventos de maneras muy diferentes. En esta introducción, ya he dejado claro que la verdad objetiva no es de nuestro interés en este estudio.