simbolos de los planetas
Lo que hay que explicar es la red social de símbolos sin la red social de artefactos. Es bien difícil pensar que haya temas o símbolos que subsistan íntegros la evolución misma de las lenguas, las etnias y las costumbres a las cuales están indisolublemente ligados. Es muy improbable, si no imposible, que el curandero mixteco, o alguno de sus antecedentes, de seguro supiese de esta singular noción, si bien podría debatirse.
Por su lado, el símbolo de lo femenino, representa a Afrodita, diosa de la belleza y la fertilidad. El hombre saturnino, como exhibe la famosa pintura de Alberto Durero, es solitario, meditabundo, seco, arisco, pero dedicado pacientemente a un trabajo que lo hace ir alén del mundo material hacia el mundo espiritual infinito. La melancolía que lo asola es un veneno pero asimismo es una medicina, le hace desencantarse de los bienestares mundanos y dirigir su especial genio a las escalas más alta de la armonía celestial.
La Biblia De Los Signos Y Los Simbolos
Saturno, nos comunica John Frawley, es el mundo de la justicia, una justicia no solo mundana sino en su apariencia cósmico superior. Los planetas que constituyen nuestro sistema solar no son -o cuando menos no eran para los filósofos viejos- únicamente piedras celestes inertes con las que compartimos un vecindario del sol, y con las que estamos conectados solamente por la gravedad u otras fuerzas físicas. Los planetas son, más que nada ,nodos de significado, enormes concentraciones de sentido y orden; potencias y arquetipos que constituyen tanto el cielo arriba de como el cielo interno de nuestra psique o alma. Esta interpretación de un cosmos de interpenetración e interconexión significativa necesita que tratemos a los planetas como inteligencias o, por lo menos, como energías vivas con las cuales interactuamos regularmente, de manera consciente o inconsciente. Para los astrólogos antiguos el cosmos se había forjado a través del número, de un orden matemático con el cual la divinidad se dividía a sí. Una de las principales divisiones de esta divinidad dinámica -animal divino llamó Platón al cosmos- era el septenario. De esta manera los sietes planetas eran, cada uno, un aspecto de siete principios básicos con los que el universo se había desarrollado, tal y como si se tratara una unidad diversificada.
Ahora resumo esta prueba y especulo sobre la razón de la notoria y aparentemente paradójica sobrevida de la astrología. Sostengo la hipótesis de que Platón era un enorme conocedor de los mitos y los símbolos sagrados viejos, y que supo apropiarse de ellos para formular una sucesión de ideas en relación al conocimiento y la ascensión intelectual y espiritual del hombre. Estas metáforas y los símbolos que las inspiraron están, por de esta forma decirlo, fuera de contexto, desterradas de su situación, de sus referentes empíricos, fueron ocultados junto con la realidad sagrada a la que pertenecen. En este tenor, Platón fue entre los primero en desacralizar algunos símbolos sagrados y emplearlos como metáforas en contenidos escritos filosóficos que pretenden dar cuenta de lo transcendente y lo divino, sin hacer escala en ningún género de creencia religiosa.
Dioses, Astronomía Y Género
Esta es la esfera de Saturno y acarrea en parte el mismo significado que el de las estrellas fijas, como umbral hacia y desde lo divino. Mientras que las estrellas fijas están activas solo esporádicamente en cada uno de nuestros horóscopos, Saturno está en operación todo el tiempo. Es el mundo de la justicia (por esto su exaltación en el signo de la balanza, Libra), y en consecuencia no es muy popular.
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Preparando sobre las ideas de Carl Jung podría decir que por su naturaleza claramente simbólica, la astrología tiene un fuerte atractivo para la cabeza humana. De hecho, el Sol, la Luna, los planetas y las constelaciones, tal como las relaciones entre ellos y entre los objetos del mundo, conforman símbolos profundos cuyo valor metafórico está expresado en representaciones poderosamente significativas que han producido múltiples etnias durante la historia.
- El símbolo del cochero celeste, como imagen o metáfora, es muy socorrida o mencionada en su sinfín de mitos, en los que almacena significados muy parecidos a los que Platón les da en el Fedro.
- En particular en la mitología védica se charla de la confrontación entre los rishis, sabios o santos, y los devas o dioses y no pocas veces se les reconoce a los primeros su superioridad y su auténtica amabilidad para con los hombres.
Las plantas mágicas y sagradas con efectos alucinógenos que son utilizadas como sacramentos o para acertar tienen nombres esotéricos que muchas veces proponen la presencia de una esencia que «habla» por medio de quien la consume. Teonanacatl es el nombre náhuatl de los hongos alucinógenos y se puede traducir como «la carne del dios». El nombre del cacto alucinógeno peyote quiere decir «el resplandeciente», y el de las semillas de la Virgen es Ololiuhqui, en náhuatl, «la culebra verde». Las referencias religiosas de las plantas psicotrópicas tienen dentro a personajes de la mitología cristiana.
Es Garuda, el recadero de Vishnú, enemigo y destructor de las víboras. En el simbolismo católico podemos encontrar al águila como un mensajero celeste, emblema de la ascensión y la oración, en ocasiones identificada con el propio Cristo y continuamente con los ángeles. Es el símbolo específico del apóstol Juan, cuyo Evangelio comienza con el reconocimiento del logotipos y la luz. Por su coraje y valentía observamos asimismo que el águila se asocia recurrentemente a los dioses de la guerra.
El blanco es dócil, diligente bajo el mando del cochero; representa la voluntad que en el momento en que es bien imputada ayuda al hombre a ascender, a subir hasta la Verdad y el Supremo-Bien. El negro, por contra, es renuente o desobediente; ejemplifica, simbólica o en sentido metafórico, a los apetitos o deseos que dejados en independencia jalan a los hombres de regreso al planeta, donde tienen la posibilidad de ser complacidos o saciados. En el Cristianismo, el enfrentamiento entre los santurrones, o seleccionados de Dios, y los falsos dioses tendría una connotación muy similar; al nivel que el evangelizador no duda en recomendarles a los nuevos fieles, o conversos, el dejar a los falsos dioses (o diablos que vistiéndose de seres divinos niegan y esconden la Divina Presencia). Para Guénon, la caverna iniciática es el lugar del segundo nacimiento o de la resurrección desde la visión mesiánica y redentorista del Cristianismo. El hombre renovado o iniciado logra mediante las pruebas, los ritos y el saber mistérico vencer a la muerte y surge de esta forma de las tinieblas; trasciende la materia con un cuerpo nuevo, sublimado espiritualmente, y por lo tanto purificado o libre de impurezas o apegos mundanos. Trasladando estas ideas al mito de la caverna de Platón, el iniciado en los misterios lunares, o pequeños secretos, logra liberarse en el momento en que comprende la irrealidad de su planeta de sombras o representaciones. Libre al fin de las cadenas que lo sostienen atado en el primer antro, sitio de su nacimiento material (y por analogía inversa de su muerte espiritual), franquea la puerta de los antepasados, el Pritriyana.
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La cabeza humana tiende a identificarse con esas representaciones y sus contenidos, y esto puede ser valioso para la introspección y el análisis, como lo demuestra, por poner un ejemplo, la fantástica cultura del barroco. Una interpretación especialmente atractiva de la astrología y que fue la que predominó desde el Renacimiento hasta el barroco es la iniciativa de que el hombre es un microcosmos y el universo estelar un macrocosmos, y que ambos están unidos por un fluído de simpatía. Esto introduce al hombre y a su conciencia en el cosmos de una manera que es de manera intuitiva satisfactoria y que causó grandes obras de filosofía y arte a lo largo de siglos. Además de esto, los símbolos astrológicos constituyen un área lícita de estudio en una psicología simbolista, como la han cultivado sistemáticamente diversos estudiosos de mitologías y religiones. Saturno, además de Capricornio en la astrología tradicional, actúa el signo de Acuario y está ligado al plomo, el metal base que debe ser transformado en oro.
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